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Quantum Break


Análisis

fecha de salida: Ya a la venta

Desarrolladora: Remedy entertainment


Videojuego-serie de televisión. Curioso matrimonio el que propone Remedy con su nueva obra y que, además, funciona. Puede que Quantum Break no sea el juego del año, de hecho va a distar de serlo, pero es una interesante aventura de acción que insiste en el siempre fascinante tema de los viajes en el tiempo, convirtiendo a esa magnitud física en nuestro más preciado aliado. Mimbres más que suficientes para atraer la atención de su nuevo lanzamiento ya desde su anuncio, por supuesto, pero, ¿también bastantes para lograr cuajar un producto sobresaliente como lo que se había venido anticipando? Hay cosas extraordinarias en la aventura de Jack Joyce, como unos tiroteos realmente espectaculares desde el punto de vista estético y una serie de televisión que lo acompaña con unos valores de producción envidiables. No obstante también hay otros muchos elementos que no están a la altura, incluyendo unas mecánicas shooter que en algunos aspectos parecen algo anacrónicas, y casi como abstraídas de lo que el género ha logrado en los últimos tiempos, menos partes jugables de las que esperábamos o un trabajo puramente técnico al que Xbox One le queda en ocasiones algo grande (siguiendo este enlace puedes echar un vistazo al análisis de ordenador). En definitiva, un título con fortalezas extraordinarias pero también con algunas debilidades de bulto que le han impedido llegar hasta las cotas tan altas que parecía predestinado a alcanzar.


El tiempo “se ha roto”. ¿Puede romperse el tiempo como tal? Según la lógica de la sugerente puesta en escena de Quantum Break sí, de hecho es lo que pasa a los pocos minutos de comenzar el videojuego, y lo que da lugar a esos efectos visuales tan increíbles y a esos momentos jugables tan únicos que protagonizamos en el programa. De alguna manera es como si los coqueteos con la cámara lenta de Max Payne y el estudio psicológico de los temores más aterradores de Alan Wake se convirtieran en una sola cosa para la que es, posiblemente, la aventura más ambiciosa que se ha afrontado hasta la fecha desde el equipo comandado por Sam Lake. Sin embargo, y al igual que ya sucediera con Alan Wake, Quantum Break es un trabajo que ha sufrido muchos cambios de rumbo durante su desarrollo, y al final eso se acaba notando en muchos aspectos. Tenemos muchas ganas de ver qué es capaz de hacer el estudio finés cuando pueda disfrutar de una producción mucho más tranquila, porque si con tantos problemas ha sido capaz de ofrecer shooters tan notables como éste o la aventura del escritor que apareció en 2010, sólo podemos soñar con lo que consigan con un entorno mucho más calmado.Lo que ambos proyectos también comparten es el hecho de que cuentan con una historia que tiene un peso muy importante y que llega cargada de sorpresas. Es por ello que, como solemos hacer en estos casos, para evitar spoilers vamos a tratar de describir lo menos posible, centrándonos más en el cómo se nos narra todo su argumento que en qué es exactamente lo que se nos expone. Aún así podemos contar sin miedo a estropear la experiencia de nadie que en el videojuego somos Jack Joyce, un héroe no demasiado carismático pero que sirve como catalizador del conjunto de personajes que van a tener una relevancia capital para el devenir de la historia. De hecho él es el que sirve de nexo entre Paul Serene, nuestra némesis, y William, nuestro hermano. En el triunfo de uno u otro estribará si lo que prevalece es el bien o el mal. ¿En qué campo? Los viajes en el tiempo. El primero trabaja en una máquina capaz de transportarle hacia delante y hacia atrás en el tiempo y, tras un accidente en su prueba que nosotros mismos presenciamos, desencadena un cataclismo de proporciones épicas que promete acabar con el mundo tal y como lo conocemos, y que otorga a héroe y a villano poderes capaces de alterarlo a su gusto.





Todo eso, y lo que está por venir también, lo descubrimos a través de cinemáticas de impecable acabado gráfico realizadas con el motor del juego y, también, a través de la serie de televisión que acompaña a Quantum Break de forma directa y que es uno de los elementos más revolucionarios de la obra de Remedy. Si ha sido un acierto o un error el plantear así el estreno de su nuevo trabajo lo dejamos en manos del juicio del aficionado, nosotros sólo podemos contar que la realización tanto en los vídeos in-engine como en las secuencias más puramente “serie” es muy poderoso. Alan Wake ya comenzó a caminar en esta dirección televisiva que parece que es el centro de atención de los chicos de Remedy tras apartarse del look mucho más cinematográfico de, por ejemplo, su binomio inicial de Max Payne y, en cuanto a interpretaciones, medios y puesta en escena no tiene nada que envidiar a cualquier producto de esta edad de oro de la TV que estamos viviendo. Una gran noticia para un acompañamiento del videojuego que va más allá de ser un mero condimento, y que alcanza el estatus que merece en cuanto a tener tanta importancia como la faceta puramente jugable. Los distintos episodios, que responden al nombre de "nudos" se visualizan en streaming, es necesario conexión a internet (y de las potentes) ya sea para verlos al vuelo o para descargar el grueso de 75GB que ocupan, y su desarrollo se presenta en cuatro episodios de 20 minutos que se intercalan entre los cinco actos de los que consta el modo historia y que son, precisamente, las partes del juego que más van cambiando en función de nuestras decisiones.Y es que lo bueno de la historia es que hace un gran esfuerzo por contarnos todo lo que tiene que ver con el villano, y de hecho hasta nos permite tomar las elecciones de este último. El resultado es curioso, porque por el lado del héroe, Jack, nuestra interacción con el videojuego se limita a la de avanzar por el desarrollo lineal de la campaña explorando, disparando y superando algunas ligeras secciones de plataformas con ocasionales rompecabezas. Cuando, en cambio, somos el aterrador Paul, en general paseamos por los escenarios y asistimos a conversaciones con sus lugartenientes sin interacción alguna, no obstante tenemos en nuestra mano la toma de decisiones que de veras cambia el proceder de la aventura. Es curioso que esto quede en manos del malo, no sólo un personaje mucho más tridimensional e interesante que el propio protagonista, sino también uno más complejo y que, con las alternativas que escojamos, dibuja el proceder de la aventura. Al lector le asaltarán, sin duda, varias preguntas al hilo de esto.


¿Cuándo podemos elegir qué va a pasar? Al final de cada capítulo, y en todo momento entre dos opciones que suponen casi siempre diferencias muy radicales entre sí. De este modo elegimos qué va a pasar a continuación llegando a ver incluso las consecuencias de ello de forma anticipada, y permitiéndonos hacernos una pequeña idea de algunas de las consecuencias... otras son siempre imposibles de prever. ¿Cuánto cambia la campaña en función de nuestras decisiones? Mucho y poco al mismo tiempo. Mucho en el sentido de que los eventos de la serie de televisión que acompaña al videojuego están definidos directamente por eso en cuanto a qué personajes siguen vivos y cuáles no, y en cuanto a cómo son los grandes rasgos de ese eje del mal que lideramos. Poco en el campo puramente jugable, puesto que las partes protagonizadas por el héroe no sufren tan radicales cambios. En definitiva, puede que algunos se pregunten el porqué de que hayamos dado tanta importancia a la faceta argumental de Quantum Break cuando defendemos habitualmente que es una de las partes que más accesorias nos resultan de un shooter y generalmente somos muy indulgentes con ella. El motivo es claro, y es que el de Remedy no es un juego de acción al uso, es uno en el que lo narrativo tiene tanta importancia como lo jugable y que incluso reparte protagonismo entre ambas facetas casi a partes iguales en cuanto al tiempo que les dedica.Como en una serie de televisión al uso, los primeros compases del programa palidecen en interés en comparación con los que vivimos cuando los acontecimientos se desencadenan y comienza a fraguarse el infierno espacio-temporal que vamos a vivir. Los primeros minutos de la aventura son para presentar personajes y aportarles cierta profundidad, y también para poner de largo qué podemos hacer en su mundo. La experiencia jugable de Quantum Break se divide en tres partes bien diferenciadas. Hay una de exploración por la que ojeamos los escenarios no sólo tratando de avanzar sino también buscando dar con objetos coleccionables que nos ayuden a profundizar en la historia, o con esos elementos (anomalías temporales) que recogeremos para canjear por mejoras y que detallaremos más adelante. Hay otra vertiente que es la de las plataformas, quizá la peor conseguida del lanzamiento por los problemas de movilidad y de relación con el escenario que tiene el protagonista, y que generalmente está salpicada de algún puzle.



¿Por lo demás? Formidables efectos de sonido y una banda sonora musical electrónica algo agresiva pero que cuenta con el original punto a favor de que va cambiando dinámicamente con nuestras acciones en función de si disparamos, usamos poderes, nos ponemos a cubierto, ralentizamos el tiempo… No es la primera vez que vemos algo así en un videojuego, de hecho ni siquiera es la primera vez que lo vemos en un trabajo de este estudio, pero nunca con tal nivel de arriesgadas variaciones.